domingo, 3 de abril de 2011

Actualidad


¿Los mudos gobiernan
San Martín?

Las dificultades para asentarse sobre un suelo firme de las autoridades de la región San Martín empieza a hacerse evidente, principalmente en la provincia de San Martín y en el caso del presidente regional César Villanueva.
Wálter Grúndel inició su campaña política señalando que con él no habrá vainas, y la verdad es que estos primeros meses dan la impresión de ser una sopa de vainas incontenible. Desde donaciones mal recibidas, personal fantasma, hasta despidos apresurados del personal, vienen siendo la constante en el municipio tarapotino, en donde parece que el timón de la gestión no ha podido encontrar aun el rumbo que la gestión requiere.
Es prematuro indicar que estos errores continuarán en el futuro. El reacomodo está costando mucho, pero se espera que la gestión de Walter Grúndel, por el bien de la comunidad logre establecer un norte que beneficie a todos los tarapotinos. Por lo menos, hechos de corrupción propiciados por el burgomaestre son difíciles de creer, en ese aspecto la confianza de la comunidad está firme; lo que se espera es que la administración en el municipio sea más eficiente y evite que los funcionarios de confianza se conviertan en confianzudos que se disparan con decisiones inconsultas. Seguramente cuando ello suceda, volverá el orden al municipio tarapotino.
En lo que respecta al presidente César Villanueva, su gestión carece del brillo del primer tramo y diríamos que se le ha quemado el foco, pues lo único que está obteniendo en los últimos tiempos, es enfrentar a los pueblos y haber crecido en ego a un nivel inesperado. Prueba de ello son sus largos silencios, y el regreso de la mala costumbre de no responder a las llamadas telefónicas que tanto se le criticó en el primer tramo de su gestión.
El problema entre Tarapoto y Moyobamba, bajo el auspicio del Gobierno Regional de San Martín, pudo evitarse con estrategias comunicacionales adecuadas y con una estrategia más clara para la descentralización de las oficinas públicas. Si la población constataba que las oficinas regionales se dividían para ponerse más cerca de los sanmartinenses y que los directores se iban sin perjuicio a la capital de la región, los temores se evitaban y los enfrentamientos entres los pueblos también. En lugar de ello se dijeron mentiras, como que el traslado de directores tiene un costo cero (¿y el alquiler de oficinas? ¿y la contratación de más personal?), insistiéndose que esto iba a generar descentralización… ¿Cómo creer aquello si es que no había las pruebas fácticas de esa fantasía?.
Donde sí abrió el pico y a cada rato Villanueva, fue en su insistencia en que el cobro del IGV debía efectuarse desde ya. Ello, de acuerdo a especialistas en el tema, iba a afectar la economía regional como una puñalada. Haydith del Águila, refirió que en el movimiento económico regional existiría una disminución del dinero corriente de 250 millones de nuevos soles. A cambio de ello, el presidente nos exigía el sacrificio para que obtenga 15 millones de nuevos soles del fisco para obras. Los voceros de Nueva Amazonía, si bien admitían el perjuicio a los minoristas, productores regionales y consumidores finales, su análisis quedaba reducido al beneficio que alcanzarían los comerciantes mayoristas, sin tomar en cuenta que los tres sectores antes indicados son mayoritarios en la población.
Villanueva no ha cumplido con la promesa mínima que le pidió la población: Alejarse de los asesores que actualmente están a su lado, a pesar de haberlo proclamado en muchos medios de comunicación. Hoy, estos señores aparecen sentados a su diestra y no hay en apariencia la mínima intención de dejarlos de lado.
Sobre los candidatos al Congreso de la República, los que tienen mayores posibilidade
s de llegar al sillón, de acuerdo a las ubicaciones de los candidatos presidenciales que puntean, son de poco hablar. Es decir, a un alcalde de poco verbo, se nos sumarán, según parece, parlamentarios de esas características. Lo que espera la población es que, hablen o no hablen, sepan trabajar por nuestro desarrollo.




















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