miércoles, 12 de enero de 2011

ROSTROS Y MASCARAS


ZOON POLITIKÓN
Escribe: Rogelio Reátegui Díaz


Definición del hombre según Aristóteles. Libro 1 de Política. Significa: “animal político”. Animal en lo orgánico y político en sus relaciones de ciudadano con inteligencia moral que encuadra su vida en una jerarquía de valores. La política, diferencia al hombre de los animales. Lo hace administrador del poder en sociedades de gobernantes y gobernados a través de un entramado variado y complejo.
Lo político como esencia humana acarrea la necesidad de vivir con otras personas que manden u obedezcan. Lo político hace lo social.
Los incapaces de vivir esta relación de gobernante-gobernado o mando-obediencia para su realización personal y el desarrollo de la sociedad, es porque son bestias o dioses.
Las movilizaciones que bloquean vías, queman propiedades públicas y paralizan la actividad creadora del pueblo en protesta por cualquier cosa, no son dioses sino algo muy degradante, según el filósofo estagirita.
Este concepto de Aristóteles, es combatido por la izquierda igualócrata sin haber podido rebatirlo porque parte de evidencias empíricas.
Cuando alguien busca una pareja para formar una sociedad familiar es porque necesita quien obedezca o mande en su vida para conseguir lo que aspira. De allí que varón tímido y con poca iniciativa, busca mujer que le haga saco largo. Si así logra sus aspiraciones personales, vivirá felizmente casado por siempre. Es decir, el interés por mandar (gobernar) o ser mandado (gobernado) no es un fin en sí mismo sino un medio para la
realización personal y para el desarrollo social, en ciudades, regiones y naciones que regulan y controlan sus relaciones políticas a través del Estado
democrático.
Que en una sociedad haya gente con más riqueza y poder que otros; unos que mandan y otros que obedecen, debe tomarse como algo normal y propio del ser humano. El asunto es que los mandatos y la obediencia sirvan a la realización personal de los ciudadanos y al desarrollo de la sociedad. Para eso el gobernante que manda debe ser sabio y el gobernado que obedece, más, todavía.
Si el gobernado se deja gobernar y obedece por obedecer, seguro que su gobernante será cualquier parlanchín autoritario, borracho o demagogo contrario a las aspiraciones personales y al desarrollo.
Enrico Udenio en su libro “La Hipocresía Argentina”, concluye de esto: “Ningún pueblo es inocente de lo que le sucede”.
Cualquier pueblo o partido político con cúpulas sabias y masas ciegas es de bestias aristotélicas, cuyas relaciones políticas van a ser: “El jefe ordena y él sabe por qué”, obligadamente verticales, antidemocráticas y opuestas al desarrollo.
Las masas, ahora masitas, del partido gobernante, llevan esa marca. Sus dirigentes se hacen obedecer mostrando su título de sabios; pero ninguno lo es, al punto que ni para candidatos sirven y endosan su militancia a personas extrañas. ¿Cómo serían partido gobernante con dirigentes ajenos al partido?.
Alan para dejar de meter la pata tuvo que abandonar las ideas de su jefe, en su segundo gobierno, y reemplazarlo por el programa fujimorista y le fue mejor.
Entonces pues, los jefes, gobernantes y líderes sabios no existen cuando la base popular es idiota.
La sabiduría de los gobernados, de los que trabajan, de los que obedecen, está ligada a la de los gobernantes, que mandan, dictan y hacen cumplir leyes. Si el primero es imbécil el segundo también lo será.
Me revienta escribir estas cosas porque de tres lectores uno entiende. Si usted llegó a este punto, dejando fútbol, vóley, Magaly, Bayly y demás calañas, es un triunfador en la lucha por salir del mundo de las bestias que refiere Aristóteles para ser, en sentido figurado, un zoon politikon, que entiende que entre más ricos y menos ricos, el mandar y obedecer con sabiduría es base de la convivencia para lograr aspiraciones personales y desarrollo económico, social, político y cultural de la nación .
Los gobernantes terminan bien o mal su mandato y entran a tallar los gobernados, el pueblo que manda y ordena en las elecciones. Si el pueblo, que lo incluye a usted y a mí también, ejerce el poder con sabiduría, tendremos buenos gobernantes y si no, todo lo contrario y a llorar al Cumbaza que la culpa es nuestra.
Los gobernantes a través de poderes del Estado independientes son los que ponen el ambiente o marco jurídico para que los demás trabajen creando riqueza, parte de la cual va al Estado vía tributos para mejorar el entorno moral y material donde están incluidas la infraestructura de todo tipo y la transparencia que arrincone a la corrupción para mejorar la aprobación del gobierno, la estabilidad jurídica y la paz social que a su vez atraen mayores inversiones y fuentes de ingreso para todos. Mejorando los ingresos mejora la salud, la educación y todo lo que imagines porque la gente puede pagarla. Y ustedes saben tanto o más que yo que en ninguna parte hay lonche gratis. Todo cuesta y del cuero del pueblo sacan correas para azotarlo.
Si queremos desarrollo tenemos que mejorar como políticos para elegir bien y si nos equivocamos hay que aprender del error y no repetirlo con los que mintieron una vez como Alan García.
Alejandro Toledo quiere hacernos tropezar en lo mismo. Veamos:
Quien se muda a palacio con su gente será para trabajar, digo yo en mi inocencia, pero el 2001 la primera obra fue remodelar palacio con dos millones de dólares arranchados de nuestros bolsillos para poner, entre otras cosas, servicios higiénicos de mármol, o sea que no fueron a trabajar sino a cagar y querían cagar bien.
Ahora ofrece duplicar sueldo a los maestros porque nos ve cara de estúpidos y lo que pretende es obligar al pueblo a pagar doble sueldo a los que están contra la educación de nuestros hijos.
¿Reelegir a esos tipos?. Sería para que Aristóteles, con toda razón nos diga: ¡BESTIAS! Porque dioses no somos ni de vainas.
Si aprendiéramos a desterrar a quienes mienten, daría
mos un paso importante como integrantes de una nación que es política y social indesligablemente, porque el ser humano, también lo es.





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